El trabajo digno




Ícaro sobre el Empire State Building/Lewis Hine, 1931

En la fotografía se observa un cable y colgando de él, un hombre. Debajo, a tal distancia que en la caída cabrían varias muertes, la Nueva York de frenesí moderado por la Depresión. La fotografía es de 1931 y recoge un momento pequeño e infinito de la construcción del Empire State Building. Tiene un título puramente maravilloso: Ícaro sobre el Empire State Building. El título se lo puso Lewis Hine, el fotógrafo estadounidense al que la Fundación Mapfre está dedicando una exposición (hasta el 29 de abril, por si queréis acercaros). Félix de Azúa le dedicó el otro día una entrada a la muestra en su blog. Es una entrada de contenido inteligente y coda pesimista. Yo he visitado la muestra después, y creo que el pesimismo es innecesario.

Aunque lo entiendo. La biografía de Hine no mueve precisamente al alborozo. Nació a finales del XIX en el Medio Oeste norteamericano y dedicó buena parte de su vida a recorrer su país cámara en mano, para documentar primero las condiciones del trabajo infantil y las condiciones, después, de todo trabajo. Fotografió vecindarios obreros, la inmigración en Ellis Island, la labor de socorro de la Cruz Roja en Europa. La mayor parte de su obra, imaginaréis, tampoco es fuente de optimismo. Niños derrengados o tiznados de carbón hasta los pulmones, familias hacinadas en pequeños cuadrados de mugre, miseria jugando a la pelota en un patio de vecinos, las sábanas viejas pero blancas a secar. Cuando murió en 1940, no tenía un dólar. Lo sostengo, empero: la pesadumbre es improcedente.
Patio de juegos en un pueblo industrial/Lewis Hine, 1909

Entregarse a ella sería incomprender el aliento feliz que atraviesa la obra de Hine. Él era un documentalista (atención, historiadores) y la mayor parte de su trabajo lo hizo a sueldo de la Ethical Culture School o del National Child Labor Committee, instituciones dedicadas a combatir la explotación de los niños. Era también, pues, un militante. Y todo militante tiene siempre el optimismo en la mirada. Hine retrataba casi exclusivamente pobreza, dolor, suciedad y cansancio. No hay en sus fotografías, en cambio, rastro de tristeza. Esa niña que se baña en la pila de lavar desvencijada, ese Golfillo de París, el patio de juegos al que me referí antes…en todas sus fotografías cabe el futuro, la mejora, el progreso. Hay un concepto que las atraviesa: desafío social. Reto. Y hay por lo tanto en ellas, también, una confianza, la mejor que se puede tener: la confianza en el hombre.


Mecánico en una bomba de vapor
de una central eléctrica/Lewis Hine, 1920
Otro rasgo de su discurso fotográfico se revela en sus fotografías dedicadas al trabajo adulto. Es el individualismo, un humanismo industrial que me resulta intelectualmente simpático. Es el hombre el corazón de la máquina. Los protagonistas de sus fotografías son héroes de la civilización: toman el mundo entre sus manos y lo hacen suyo con su esfuerzo, su sudor, su lucha. A Azúa le ataca el pesimismo cuando habla del presente. Cree que la máquina ha escapado de control y que el sacrificio no sirve ya de nada. Su tristeza es un poco demasiado melancólica de aquella relación sudorosa entre el hombre y su martillo. Aunque señala algo cierto, que nuestra relación con las máquinas se ha transformado enormemente, no comparto su conclusión negativa. El hombre perderá el control sobre la máquina cuando la máquina deje de ser humana en sus aspiraciones.

Es decir, cuando el iPad no necesite el dedo de su dueño para activarse y ser una ampliación magnífica y bella del universo.

3 comentarios:

  1. "Y todo militante tiene siempre el optimismo en la mirada" Me encanta esta frase.No sé si con ella describes mi etapa de reflexión actual, en cualquier caso es de agradecer que alguien valore todavía la lucha por el futuro.Con los tiempos que corren (y correrán).
    Un abrazo desde el Ebro

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    1. Me alegro mucho de que te guste la frase, Alejandro.

      Y me alegro mucho también de que las arduas obligaciones que te han llevado a el Ebro (;-)) te dejen tiempo para entrar por aquí de vez en cuando.

      Sospecho que también comentarás la próxima entrada.

      Un abrazo.

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  2. Siempre es un placer empaparme de las reflexiones de este rincón.
    Espero esa entrada!!

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